volver del colegio y correr la chapa que divide mi casa de la calle. prefiere estar todo el dia en la calle antes de esa mugrosa casa, jugando (como se dice).
vimos perros muertos y vimos perros morir por nuestra culpa, vimos bolsas negras con plumas en su interior, vivimos pastillas y botellas. comimos tierra, pasto y bichos.
pasamos nuestro ultimo verano juntos adentro de una zanja, no habia manera mejor de refrescarse. vos agarraste un sapo y me dijiste "los principes no existen" mientras le machacabas la cabeza con una piedra.
yo no entendi lo de los principes, no tenia nocion de los cuentos de adas, solo pensaba en que tan rapido podia correr, o cuantas patadas aguantaria un bebe.
no eramos principes, eramos lo mas bajo de la sociedad. eramos menos que los sapos.

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